lunes, 25 de octubre de 2010

E-Mail

Señor y señora Forw@rd
Por: Federico Zertuche

El correo electrónico se ha convertido en una de las herramientas más útiles de nuestro tiempo aunque, paradójicamente, también inútil y carente de sentido según se utilice.

A mi correo llega montón de mails designado en la jerga cibernética como spam, es decir, basura, publicidad y propaganda indeseadas, delirios de gente desocupada, intentos de sacar provecho indebido, o simplemente ruido digitalizado. También recibo a diario y en cantidades cada vez mayores los llamados forwards (Fwd’s), que desde hace tiempo no abro, salvo muy contadas excepciones según quien sea el remitente.

Como se sabe, textualmente forward significa reexpedir, adelantar, y en el caso que nos ocupa, enviar a ulterior destinatario un mensaje. Y eso es efectivamente lo que mucha gente hace a diario: rebotar información; de la que le llega selecciona y reenvía. Hay quien nada más hace eso, nunca o casi nunca envía textos propios, opiniones personales, mensajes individuales y autónomos, no formula ideas, tampoco expresa sus sentimientos o emociones.

En tal sentido, se utiliza el correo electrónico como espejo que refleja otras opiniones, informaciones y textos ajenos, que en muchas ocasiones son, a su vez, forwards reenviados por otras personas: reflejos de reflejos. Todo es ajeno, nada es propio, perteneciente a lo incierto que se confunde en el anonimato de lo masivo, amorfo e impersonal.

En numerosas ocasiones se retransmiten exagerados o escandalosos rumores elaborados con fines aviesos a fin de perjudicar a alguien, sobre todo de carácter político, u otros francamente fantasiosos anunciando calamidades o fenómenos astronómicos de imposoble realización, que se toman a pie juntillas sin el menor reparo crítico o elemental reflexión, sino que se dan por ciertos por el simple hecho de haberlos leído en Internet.

En su deslumbrante libro La selva del lenguaje, José Antonio Marina escribe que “(…) el hombre es un ser de empeños y claudicaciones, renuncia con facilidad a su condición de autor para convertirse en robot, plagiario, altavoz, correveidile, esparcidor de rumores, vozdesuamo, balador de cosas oídas y no comprendidas. Produce entonces un abajamiento de nuestro Mundo mancomunado. Cae en el lenguaje desidioso.”

Y añade: “La sociedad puede suplantar el habla personal por claudicación del sujeto. Claudicación que se produce de varias maneras: por pereza, sumisión, estupidez, cobardía, abandono. El habla del rebaño es siempre un habla desidiosa y pasiva. No hay que esforzarse en hablar ni hay que esforzarse en comprender.”

Una posibilidad del yo es abdicar del yo y de la voz personal. Hablar con “una voz personal” es un acto de autonomía. La estructura de la acción libre se refleja en esa peculiar acción que es hablar.

Habrá, pues, que buscar un nuevo lenguaje: el de la solidaridad desde la autonomía personal. Lo que en términos lingüísticos querría decir la búsqueda de la comunicación desde la autenticidad de la voz propia.

Crear es someter las operaciones mentales a un proyecto creador. ¿Qué define un proyecto creador? En primer lugar, que goce de autonomía. Que se libere de la rutina, del automatismo o de la copia.

Nuestra inteligencia es lingüística. Pensamos, proyectamos, nos comunicamos fundamentalmente con palabras.

Hablamos con los demás, pero también hablamos con nosotros mismos: El habla interna, la voz de la conciencia, el superyó, puede articular un monólogo o un diálogo. Puede adoptar la estructura dialógica, que me permite majear de manera más eficaz mis recursos. Me explico, me pregunto, me animo, delibero, y hasta discuto conmigo mismo como lo haría con un extraño.

El ser humano elabora estructuras narrativas que luego devienen en esquemas y modelos narrativos que nos permiten producir historias a través de las cuales nos explicamos, comprendemos, conocemos y comunicamos el mundo, nuestro mundo personal y subjetivo: sensible, imaginativo, real, afectivo, social, religioso, lógico conceptual, etcétera.

Marina sostiene que: “Lo cierto es que el lenguaje parece que se organiza en modelos y que estos modelos son narrativos. Y esto se ve con claridad al analizar los verbos, cuya complejidad es uno de los grandes alardes de la inteligencia. El verbo contiene un significado y unas instrucciones de uso. Saberlo es saber utilizarlo. Nos impone un sujeto y una serie de complementos.”

“Toda oración tiene un verbo, pero no todas necesitan tener un sustantivo. (…) Cuando el hablante produce una frase, toma enseguida un verbo que proporciona el marco sintáctico para el resto de la frase. Y en este marco se van integrando las otras palabras. Bien, pues este marco es un ‘modelo’.”

Y añade Marina que: “me interesa describir cómo están organizados estos modelos léxicos. Comenzaré con un ejemplo. El verbo dar está incluido dentro de un modelo: la acción por la que la propiedad o uso de una cosa pasa de una persona a otra. Este modelo implica una serie de informaciones: las cosas tienen dueño, sólo las personas pueden ser dueños, el dueño posee el objeto, la posesión es una relación del sujeto con el objeto, el uso suele seguir a la propiedad, el dueño/propietario puede transferir la propiedad o el uso a otra persona por diversos medios. Aquí es donde entra el despliegue léxico: dar, regalar, prestar, alquilar, vender, ceder, subastar, canjear son formas voluntarias de transmitir la propiedad. El robo, la incautación, la expropiación son modos no queridos por el dueño.”

Los modelos narrativos son dinámicos, están organizados jerárquicamente y representan la totalidad del mundo. El sujeto “consiste” en un mapa cognitivo/operativo de enorme complejidad.

La fantasía está en el origen de nuestra capacidad narrativa, es decir, inventora de narraciones. Es un sistema generativo donde se entremezclan imágenes, modelos de situaciones, palabras. En él se unifican tres grandes códigos: el imaginativo, el lingüístico y el afectivo, puesto que también guardamos información afectivamente codificada.

Pues bien, sirvan estas reflexiones de un filósofo, ensayista, pedagogo y humanista tan preclaro como José Antonio Marina para animarnos a adquirir plena autonomía y autenticidad al expresarnos con la voz propia que, sin duda, cada uno de nosotros poseemos, así como la posibilidad de recuperarla o reivindicarla a través de la escritura.

Ficha bibliográfica:
José Antonio Marina, La selva del lenguaje, Introducción a un diccionario de los sentimientos, Editorial Anagrama, Barcelona 1998.

4 comentarios:

Irma de la Fuente dijo...

Querido Federico: Qué acertado tu artículo sobre Forward, hoy en día nos encontramos con muchísima gente que ya no lee lo que le llega, sólo le ha de dar una pasada rápida y la da por vista, aceptándola como válida y luego le dan el forward. Hay tanta aberración en los correos que se reciben, por ejemplo el que circulaba sobre una niña que estaba muriendo de leucemia. A mis amistades les pido que por favor lean con mayor detenimiento ese tipo de correos sobre todo cuando piden dinero para una persona disque enferma, al hacerlo nos damos cuenta de alguna incongruencia en la información recibida. Lo que también llama la atención es que los que reenvían correos insulsos son muchas veces gente pensante y culta, por lo que me intriga qué es lo que les hace no reflexionar y borrar esos materiales. Lo que yo hago al recibir una cosa así, es responder al remitente y hacerle ver la incongruencia, falta de sentido, estupidez, mentira, invento, que por cierto se repiten frecuentemente. He tenido todo tipo de respuestas. Mucha gente ha dejado de leer libros por estar horas sentada frente a la computadora creyendo todo lo que reciben.

Patricio Pimentel dijo...

Estimado Lico: gracias por el remanso literario. Como siempre, muy ilustrativo. Sobre la frase: "Nuestra inteligencia es lingüística. Pensamos, proyectamos, nos comunicamos fundamentalmente con palabras", no puedo estar más de acuerdo, y agregaría, que precisamente por ser este le medio por excelencia y más relevante, es que batallamos tanto para comunicarnos. Definiendo la comunicación como la acción de hacer en común. El medio es restringido, la envergadura de la taera gigantesca. Un abrazo.
Patricio Pimentel

Javier Lozano dijo...

Muy bueno como siempre, saludos.
Javier

Tomás Solis dijo...

Estimado Federico: maravillosa reflexión en relación a la propiedad intelectual, te felicito.