domingo, 13 de febrero de 2011

¡Bravo, Domingo!

Un plácido domingo de setenta años

Por: Federico Zertuche
Siento que pasarse la vida cantando ha de ser una de las bendiciones más grandes que ser humano puede disfrutar; sobre todo, cuando el que canta se llama Plácido Domingo, quien como en la parábola de la multiplicación de los panes, extiende el gozo al infinito: hacia todos aquellos a quienes toca el corazón cuando lo ven, lo escuchan y lo disfrurtan ya en el escenario o en una grabación.
Recientemente Plácido fue homenajeado en España en ocasión de su cumpleaños número 70 y de media década de vida artística. Nacido en Madrid el 21 de enero de 1941, hijo de los cantantes de zarzuela Plácido Domingo y Josefa Pepita Embil, quienes muy pronto se fueron a vivir a México, donde Plácido estudió en el Conservatorio Nacional de Música, cantaba en la compañía de zarzuela de sus padres, para luego debutar como tenor en el papel de Alfredo de la ópera La Traviata en el Teatro María Teresa Montoya de Monterrey en 1961.
Desde entonces no ha hecho sino crecer artística y humanamente: ha cantado en más de 3,500 funciones, ha interpretado más de 130 papeles principales en italiano, alemán, francés, español, ruso, inglés, realizado más de 100 grabaciones, ganado siete Grammy, cantado para cuatro papas: desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI, es director de orquesta, productor y compositor, director general de la Ópera Nacional de Washington y de la Ópera de Los Ángeles, entre otras actividades. A los setenta años sigue cantando y tiene agenda llena para los próximos dos años.
Actualmente, en su reciente faceta de barítono participó en Simón Boccanegra de Verdi, filmada en DVD en 2010, mientras que Sony presenta un montaje de Metropolitan Opera House de Nueva York, con James Levine en el foso, y en la dirección escénica con Giancarlo del Monaco, y EMI el montaje de la Royal Opera House, dirigido musicalmente por Antonio Pappano y escénicamente por Elijah Moshinsky, así como otras grabaciones más como barítono.
Entre los actos conmemorativos a su septuagésimo aniversario, destacan la investidura como doctor honoris causa por la Universidad Alfonso X el Sabio, en Sevilla, undécimo doctorado que recibe, así como la Orden de las Artes y las Letras otorgada por el Consejo de Ministros de España, en reconocimiento a su extraordinaria carrera artística. Luego se estrenó en le Teatro Real de Madrid la Iphigénie en Tauride de Glück, en la que Domingo interpreta al noble y atormentado Oreste.
Las celebraciones culminaron el pasado 21 de enero, también en el Teatro Real de Madrid, con la presencia de la reina doña Sofía, la infanta Pilar de Borbón, varios ministros, el alcalde de Madrid, la esposa de Domingo, la soprano veracruzana, Martha Ornelas, y muchas otras personalidades del medio artístico y cultural. Se llevó a cabo un concierto organizado por la Fundación de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes, en el que desfilaron y cantaron numerosos intérpretes acompañados por la Orquesta Sinfónica de Europa.
A una edad en que la mayoría de sus colegas y mucha gente más llevan tiempo jubilados, Plácido Domingo sigue tan activo como siempre, incansable, insustituible e incomparable, dueño de una carrera envidiable y asombrosa: la del mejor tenor de todos los tiempos, como recientemente lo catalogara la BBC de Londres.
Estoy seguro que muchísimos mexicanos celebramos también a Domingo, para quien México es su segunda patria donde vivió parte de su infancia y juventud, estudió, se formó y debutó como cantante, y a donde regresa con frecuencia. ¡Bravo maestro!



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