domingo, 6 de junio de 2010

Le Roman de la Rose

El arte de amar medieval
Por: Federico Zertuche



Muy probablemente Le Roman de la Rose ha sido el libro más leído, comentado, editado e influyente en y de la dilatada Edad Media, en ello coinciden varios especialistas: historiadores, filólogos, poetas, medievalistas, bibliófilos, et al. En todo caso, es una auténtica joya bibliográfica de todos los tiempos, una cumbre cultural.



Eso se confirma si tomamos en cuenta que se han preservado más de tres centenares de ejemplares únicos del Roman anteriores a la imprenta, elaborados a mano, escritos con sofisticadas caligrafías -góticas, carolingias, itálicas-, ricamente ilustrados sobre pergaminos y encuadernados con finas pieles repujadas, no hay comparación con ningún otro título, además de numerosos testimonios de época que dan cuenta del enorme suceso editorial que representó durante siglos, en particular del XIII al XV.


El Roman de la Rose es un elaborado relato alegórico de amor, escrito en forma de poesía en versos octosílabos, cuya primera parte (1225-1240) es autoría de Guillaume de Lorris y la segunda de Jean de Meun, quien lo completó entre 1275 y 1289 tras la muerte del primero que lo dejara inconcluso.



El jardín del placer
Escribe Johan Huizinga en su maravilloso y monumental fresco El otoño de la Edad Media que el Roman de la Rose “no sólo ha dominado por completo las formas del amor aristocrático, sino que, con su enciclopédica riqueza en digresiones sobre todos los asuntos posibles, ha sido además el teatro adonde iban a buscar los profanos cultivados lo más vivo de su desarrollo espiritual. No puede apreciarse bastante el hecho de que la clase dominante de todo un período concentre de este modo su conocimiento de la vida y su erudición en el marco de una ars amandi.” (1)


Dice Octavio Paz en La llama doble que “a veces la reflexión sobre el amor se convierte en la ideología de una sociedad: entonces estamos frente a un modo de vida, un arte de vivir y morir. Ante una ética, una estética y una etiqueta: una cortesía, para emplear el término medieval. La cortesía no está al alcance de todos: es un saber y una práctica. Es el privilegio de lo que podría llamarse aristocracia del corazón.” (2)



Pero volvamos con Huizinga: “No ha habido ninguna otra época en que el ideal de la cultura temporal haya estado tan íntimamente unido con el amor a la mujer como desde el siglo XII al XV. Todas las virtudes cristianas y todas las virtudes sociales, el desarrollo entero de las formas de la vida, encontrábanse insertas en el marco de un amor fiel, por obra del sistema del amor cortés. La concepción erótica de la vida, ya sea en su más antigua forma puramente cortés, ya en la forma en que se encarna en el Roman de la Rose, puede ponerse en el mismo plano que la Escolástica de la misma época. Ambas representan la misma grandiosa aspiración del espíritu medieval: abarcar desde un solo punto de vista todo lo que entra en la vida. (3)



“En la policromía de las formas del amor concentróse la aspiración entera a la belleza de la vida. Quien veía la belleza en el honor y en el rango; quien quería adornar su vida en la pompa y el esplendor; en suma, quien buscaba la belleza de la vida en la soberbia, acababa siempre por tener la evidencia de la vanidad de estas cosas. En el amor, por el contrario, es fin y esencia el goce mismo de la belleza para todo aquel que no se haya despedido de toda dicha terrena.” (4)



El recurso de la figura retórica de la alegoría, tan apreciado en la Edad Media, venía de la Antigüedad latina, y es una figura literaria que consiste en exponer, por medio de metáforas consecutivas, un sentido recto y otro figurado a fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente. El Roman es un poema eminentemente alegórico y hasta hermético. He aquí el ameno plan y amable fantasía que anima el conjunto, descrito por Huizinga:



“El tema es el tan frecuente de un sueño. El poeta ve cómo parte él mismo en las primeras horas de una mañana de mayo, para ir a escuchar al ruiseñor y a la alondra. El camino lo conduce a lo largo de un río hasta los muros del misterioso jardín del amor. En los muros ve reproducidas las imágenes del odio, la traición, la necedad, la codicia, la avaricia, la melancolía, la mojigatería, la pobreza, la envidia y la vejez: las cualidades anticortesanas. Dame Oiseuse (la Ociosidad), la amiga de Déduit (el Recreo), le abre la puerta. Dentro dirige Liesse (la Alegría) la danza. El dios del Amor danza con la Belleza en un corro en que toman parte la Riqueza, la Dulzura, la Franqueza, la Courtoisie y la Juventud. Mientras el poeta se ha puesto a admirar los capullos de rosa que ve junto al pozo de Narciso, el dios del Amor lo hiere con sus flechas: Beauté, Simpless, Courtoisie, Compagnie y Beau-Semblant. El poeta se declara servidor del amor (homme lige). Amour le cierra el corazón con una llave y le revela los mandamientos, los males y los bienes del amor. Espérance, Doux-Penser, Doux-Parler, Doux-Regard son los nombres de estos útlimos.



Hortus conclusus (Jardín cerrado)
Bel-Accueil (Acogida Amable), el hijo de Courtoisie, le invita a acercarse a las rosas; pero entonces llegan los guardianes de la rosa, Danger, Male-Bouche, Peur, Honte y le expulsan. Con esto empieza la complicación. Raison desciende de su alta torre para conjurar al amante; Ami le consuela; Venus despliega sus artes contra Chasteté; Franchise y Pitié lo devuelven a Bel-Accueil,que le permite besar la rosa. Pero Male-Bouche lo cuenta de nuevo. Jalousie llega corriendo y se levanta un fuerte muro en torno de las rosas. Bel-Accueil es encerrado en una torre. Danger y sus compañeros guardan la puerta. Con una lamentación del amante termina la obra de Guillaume de Lorris.” (5)



Tal es la trama general de la primera parte del Roman, años después apareció Jean de Meun que la hizo mucho más extensa y le confirió su particular cosmovisión poética, de la mujer, del amor y de las cosas en general, enriqueciéndola, dotándola de diversidad de enfoque y expresividad.



Destaca Huizinga que Jean de Meun “llevó a fin la obra en una continuación mucho más extensa. El curso ulterior de la acción, el ataque y la conquista del castillo de la Rosa por Amour, con todos sus aliados, las virtudes cortesanas, y también Bien Celer y Faux-Semblant, es casi anegada en un mar de digresiones, consideraciones y narraciones, con las cuales ha hecho el segundo poeta una verdadera enciclopedia de la obra.” (6)



Para finalizar he querido reproducir dos pasajes tomados de la traducción del erudito medievalista y filólogo español Carlos Alvar Ezquerra y de Julián Muela, de El Libro de la Rosa, publicado por Ediciones Siruela, Madrid 1986:

"Sin tardanza ni demora me uní a la rueda, contento de que Cortesía me hubiera suplicado y pedido que bailase, pues estaba deseoso y con ganas de bailar, aunque no me atrevía a hacerlo. Contemplé los cuerpos, las formas, los rostros, el aspecto y las maneras de los que estaban bailando, y os lo voy a describir."

“Narciso fue un muchacho al que Amor atrapó en sus redes: lo atormentó tanto y tanto hizo que llorara y se lamentara, que al fin entregó su alma, pues Eco, dama de elevada posición, lo amaba más que a ningún ser vivo y fue tan mal tratada por él, que acabó diciendo que obtendría su amor o que moriría.”

Y este último pasaje de Narciso pero traducido por Juan Victorio, Le Roman de la Rose, Editorial Cátedra, Madrid 1987, que vale la pena comparar:

"Era este Narciso un joven doncel/ que Amor atrapó dentro de sus redes,/ el cual lo trató tan sañudamente,/ lo obligó a llorar y a dolerse tanto,/ que el pobre acabó su alma expulsando./ Y esto fue porque Eco, una noble dama,/ a Narciso amaba como a nadie amó: mas tan duramente por él fue tratada,/ que llegó a decirle que, o su amor le daba,/ o que perdería la vida por él."

Es conveniente destacar aquí que, si ya de por sí es muy difícil traducir poesía al tratar de trasvasar de una lengua a otra estructuras lingüísticas métricas, estílisticas, poéticas y figuras como la metáfora o la alegoría, más problemático se torna el trabajo cuando el traductor tiene que encarar códigos culturales y de civilización de hace siete siglos, estructuras mentales, de cosmovisión, valores y principios, gustos y patrones de una época tan lejana, que dicha labor resulta titánica.

Así pues, tenemos que el libro más famoso de la Edad Media un “best seller” de entonces, es un poema alegórico de amor, del amor cortés que sirviera de modelo durante siglos en la Europa medieval.



Notas bibliográficas

(1) Huizinga, Johan, El otoño de la Edad Media –Estudios sobre la forma de la vida y del espíritu durante los siglos XIV y XV en Francia y en los Países Bajos-, Alianza Editorial, España 1984. Página 154.
(2) Paz, Octavio, La llama doble –Amor y erotismo-, Seix Barral, México 1994. Págs. 34 y 35.
(3) Huizinga, Opus Cit., pág. 154.
(4) Ibidem, Pág. 155.
(5) Ibidem, págs. 161-162.

(6) Ibidem, pág. 162.


Recomiendo ampliamente este link http://romandelarose.org/ Aquí entramos a la Roman de la Rose Digital Library, donde sugiero hacer click en Morgan 948 en el apartado Rose Summary, y podrán apreciar un bellísimo ejemplar del año 1520, hoja por hoja hasta más de 400, hermosamente ilustradas y escritas con una finísima caligrafía.


Notas iconográficas

Las ilustraciones exhibidas, forman parte de antiguos ejemplares del Roman de la Rose. En la primera -de arriba a abajo-, aparecen al fondo tres músicos, uno de ellos tañendo una flauta, el del medio una gaita y el de la derecha que casi no se ve, tal vez tocando un laúd. Luego, en primer plano, dos parejas tomadas de las manos bailando; cada personaje lleva impreso un nombre que muy probablemente designa la virtud alegórica que representa. La escena ocurre en un salón señorial, quizá de un castillo, y todos ellos están finamente ataviados como corresponde a la alta nobleza.
La segunda, ilustra El Jardín del Placer, afuera aparecen El Amante y la Dama Ociosa (Oiseuse). Esta bella representación pertenece a un ejemplar de Le Roman de la Rose, elaborado en Brujas, Países Bajos, entre 1490 y 1550 para Engelbert II, conde de Nassau y Vianden, por pintores no identificados, en la que se usó caligrafía gótica cursiva. Este ejemplar obra en el Catálogo de Manuscritos Iluminados de la British Library. El resto de ilustraciones son para apreciarse únicamente.



Para ampliar las ilustraciones haz clik en la superficie.

(http://www.bl.uk/catalogues/illuminatedmanuscripts/).

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