lunes, 18 de julio de 2011

Stradivarius

Lady Blunt
Los Luthiers de Cremona


En junio pasado Tarisio, la casa de subastas online para instrumentos de música de calidad, vendió el violín Stradivarius Lady Blunt, terminado en 1721, por un precio récord mundial de U.S.$15´894.000 dólares, superando –con mucho- a las últimas ventas de Stradivarius: el Hammer en 2006 vendido por US$3.5 millones y el Solomon, en 2007, por US$2.4 millones.


Tal violín, llamado así por haber pertenecido durante 30 años a Lady Anne Blunt, nieta del famoso poeta Lord Byron, se encuentra, según expertos, prácticamente en las mismas condiciones que cuando fue acabado por su creador. También han sido dueños de ese instrumento el famoso comerciante parisino de luthería Jean Baptiste Vuillaume, los coleccionistas Richard Bennet, el barón Knoop y Sam Bloomfied, así como su última dueña la Nippon Music Foundation que ha manifestado que el dinero obtenido será utilizado para ayudar a los damnificados por el reciente terremoto y tsunami de Japón.


Violín Stradivarius
Jason Price, Director de Tarisio, ha declarado: "Nos sentimos muy orgullosos de facilitar esta histórica venta para una causa tan noble. El Lady Blunt es sin duda, el violín Stradivarius mejor conservado que sale al mercado en 40 años y para todas las personas implicadas, esta venta ha sido una experiencia absolutamente única".


Ahora bien, ¿porqué es tan valioso un Stradivarius? ¿Qué es lo que los hace ser tan preciados y cotizados?


Antonio Stradivari, por Edgar Bundy 1893 (idealizado)
De Cremona, en Italia, han surgido los grandes luthiers: los Guarneri, Montagnana, Granzino y por supuesto Amati y Stradivarius. La llamada escuela de Cremona emerge a mediados del siglo XVI con la familia de los Amati. Nicolo Amati tiene la importancia de - aparte de los instrumentos de calidad confeccionados - haber sido el maestro de Antonio Stradivari. Nacido en 1644, Stradivari produjo, entre 1660 y 1737, 620 violines, 18 violas y 63 cellos. No todos se conservan hoy en día, pero los ejemplares existentes son apreciados como joyas a las que se le rinde un culto que aumenta constantemente sus cotizaciones y reta a la ciencia a descubrir qué es lo que hace tan particulares a estos instrumentos.


Uno de ellos, como ha quedado dicho, es el El Lady Blunt que conforme pasa a nuevas manos, agranda aún más su leyenda. Una leyenda que, según el director de la casa de subastas londinense, Jason Price, le convierte en "la Mona Lisa de los instrumentos musicales".


"No es solo su sonido; basta con mirarlo para entender su valor. A cualquiera que le guste contemplar cosas hermosas sabrá que hay pocas con tanto charme", explica Andrew Hill, heredero de una de las sagas de conservadores y marchantes de stradivarius más importantes del mundo, la firma W. E. Hill & Sons de Londres, y conservador jefe de la colección de la Nippon Music Foundation. Su familia cedió el otro gran straudivarius vivo, el Messiah (o Messie) de 1716, al Museo Ashmolean de Oxford a principios de los años cincuenta. "


Viola Stradivarius 1690
"La primera vez que lo vi, yo tenía 17 años", recuerda Hill. "Ya empezaba a trabajar en la firma de mi familia. Mi abuelo y mi padre me dijeron que por unos días tenía que hacerme cargo de un violín muy especial antes de que se fuera a Estados Unidos con un nuevo propietario. Para mí aquello sonaba a viaje a la Luna, pensé que jamás volvería a verlo. Nadie preveía entonces que pasaría por tantas manos y que además yo seguiría tan de cerca sus pasos. Fue al verlo cuando entendí todo", añade este hombre, para quien el Lady Blunt destaca por su perfecta conservación, con su barniz aún brillante como si acabara de salir del taller de Cremona.


Antonio Stradivari (idealizado)
Una perfección de la que ya habló su primer propietario registrado, el marchante y luthier francés Jean Baptiste Vuillaume, quien lo encontró en España en 1864. "Pensamos que Stradivari lo debió enviar a un rico español. Hizo muchos para la familia real española.


Probablemente, el rico español murió y la familia lo guardó como si no tuviera ningún interés. Cuando Vuillaume lo descubrió estaba intacto". En un escrito, el propio artesano francés lo explicaba así: "Me trajeron el violín de España en unas condiciones inéditas. Jamás fue abierto. Ha reposado, olvidado, en un ático por más de 100 años".


Stradivarius El Español, Palacio Real de España
El violín pasó por varias manos hasta viajar por primera vez fuera de Europa en 1959. La mayoría de los violines históricos estaban en Francia o Reino Unido, pero la quiebra económica que provocó la Gran Guerra primero y la II Guerra Mundial después desplazaron a América y Asia los mejores instrumentos. A finales de los cincuenta viajó a EE UU, a las cálidas costas de California. "Lo compró Sam Bloomfield a un ingeniero británico. Bloomfield tenía una colección maravillosa de antigüedades. Fue un amigo suyo, un experto de Sotheby's, quien le animó a subastarlo en 1971", explica Andrew Hill. En aquella famosa subasta, Hill pujó en nombre de su nuevo comprador. Un coleccionista de Singapur. Pagó 84.000 libras, en lo que fue una marca histórica.


De esa fecha data además una de las pocas imágenes del violín sonando en manos de un conocido virtuoso. Yehudi Menuhin (violinista que poseía una gran colección, aunque prefirió dedicar sus últimos años a los violines de otro célebre luthier, Guarneri) toca el Lady Blunt con el cuidado y el conocimiento de unos pocos elegidos. Para Andrew Hill, otra de las virtudes de esta pieza es que puede estar décadas sin usarse (sin duda lo mejor para mantener intactas las huellas de las manos de su fabricante) pero revive de una manera asombrosa cuando un violinista lo coge entre sus manos.


Carlos Prieto
Nuestro paisano y gran cellista Carlos Prieto, es afortunado poseedor de un cello Stradivarius, el Piatti de 1720, quien lo rebautizó como el Cello Prieto, que por cierto va perfectamente con sus manos. Al averiguar sobre su instrumento y recopilar numerosa información al respecto, Prieto acabó escribiendo un estupendo libro: Aventuras de un violonchelo


En la actualidad la luthería (fabricación artesanal de instrumentos de cuerda) sigue viva en sitios como El Instituto Stradivari de Cremona, donde se encuentran los talleres y comercios más prestigiosos, y concurren estudiantes de todo el mundo. Dentro de los programas de estudio se incluyen no sólo materias teóricas y la práctica de luthería sino que se exige estudiar la ejecución de alguno de los instrumentos de cuerda, lo que indica la importancia que se le da a la formación musical del luthier.


Taller de una luthier en Cremona
Un luthier, lutier, laudero, lutero o violero es una persona que construye, ajusta o repara instrumentos de cuerda frotada y pulsada. Esto incluye a violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba, todo tipo de guitarras, cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, mandolinas y clavecines. La palabra francesa lutherie, usada en varios idiomas, hace referencia al arte de construir instrumentos de cuerda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo sobre los Stradivarius, esos instrumentos musicales tan valiosos. Te adjunto parte de un artículo sobre los Stradivarius en donde mencionan una teoría sobre el particular sonido que emiten. Saludos,
Irma de la Fuente

Anónimo dijo...

Felicidades Federico, por tus esforzados trabajos de investigación.
Gerardo Saúl Palacios