Retrato de Chopin por Eugene Delacroix |
En el siglo XVIII la denominación nocturno se daba, en una primera instancia, a una pieza tocada generalmente en fiestas de noche. Algunas veces llevaba consigo el equivalente italiano, notturno, con trabajos como el Notturno en D para cuatro orchestras, K.286, y la Serenata Notturna, K. 239, de Mozart. Para esa época, estas piezas no eran necesariamente inspiradas o evocadoras de la noche, pero habían sido escritas para que las tocaran en la noche, como sucede con las serenatas.
En su forma más común (vale decir, como una pieza de un solo movimiento generalmente escrita para un solo de piano), el género fue cultivado principalmente en el siglo XIX. Los primeros nocturnos escritos bajo ese nombre fueron compuestos por John Field, generalmente visto como el padre del nocturno romántico, caracterisados por una melodía cantabile con un acompañamiento arpegiado, incluso muy similar al de una guitarra. No obstante, el más famoso exponente de este género fue Frédéric Chopin, que escribió 21 nocturnos. Entre los compositores posteriores que escribieron nocturnos para piano se encuentran Gabriel Fauré, Alexander Scriabin y Erik Satie. Una de las piezas más famosas de música de salón del siglo XIX fue el Quinto Nocturno de Ignace Leybach, quien está en el olvido.
Otros ejemplos de nocturnos incluyen el nocturno para orquesta de la música de Felix Mendelssohn para Sueño de una noche de verano (1848), el set de tres nocturnos para orquesta y coro femenino de Claude Debussy (que también compuso uno para piano) y el primer movimiento del Concierto para Violín Número 1 (1948) de Dmitri Shostakovich. El compositor francés Erik Satie compuso una serie de cinco pequeños nocturnos. Estos eran, sin embargo, bastante diferentes a los de Frédéric Chopin y John Field, basados en acordes menores.
El primer movimiento de la Sonata de Claro de Luna de Beethoven, ha sido también considerado un nocturno (justamente, Ludwig Rellstab, que le dio el nombre a la pieza, lo veía como un evocativo de la noche), a pesar del hecho que Beethoven no lo describió como tal.
Los nocturnos son vistos generalmente como piezas tranquilas, expresivas y líricas, en ocasiones un tanto oscuras, sin embargo composiciones con tal nombre evocan diversos sentimientos: el segundo nocturno para orquesta de Debussy, Fêtes, por ejemplo, es muy activo.
Única fotografía conocida de Chopin, tomada en 1849 poco antes de morir por Louis-Auguste Bisson |
El siguiente artículo ha sido tomado de: Historia del lenguaje pianístico
http://amanielalpiano.blogspot.com/
sábado 19 de febrero de 2011
LOS NOCTURNOS EN EL ROMANTICISMO (JOHN FIELD Y CHOPIN)
La denominación nocturno, también nombrada en italiano ‘notturno’ se le daba en el siglo XVIII a una pieza tocada generalmente en fiestas de noche, sin que la pieza tuviese nada que ver con la evocación de la misma. Sin embargo, el género ‘nocturno’, siendo considerado como una pieza para piano solo, de un único movimiento, con un carácter inicialmente evocador de la noche, surge en el siglo XIX, y es un género muy característico del Romanticismo. Los nocturnos son generalmente piezas tranquilas, expresivas y con un carácter lírico, y a veces llegan a ser algo oscuras.
Nocturnos de John Field
La palabra nocturno fue utilizada por primera vez, refiriéndose a este tipo de piezas, por el compositor irlandés John Field, quien fue alumno de Clementi, y es habitualmente considerado como el ‘padre del nocturno romántico’. John Field escribió en total 18 nocturnos a lo largo de su vida, que sin embargo fueron concebidos como obras aisladas y publicadas desordenadamente; fueron publicados juntos por primera vez póstumamente en 1859, cuando Franz Liszt los reunió superando las trabas de los derechos de propiedad. En esta primera edición completa, Liszt escribe un largo prólogo en el que alaba a John Field y a estas piezas, a las que denomina como “verdaderas obras de sensibilidad, que han mantenido su gracia juvenil al lado de muchas cosas que han quedado obsoletas”.
Los nocturnos de Field se caracterizan por una suave melodía cantábile, que fluye sobre un acompañamiento arpegiado, combinando la expresividad con la sencillez, tanto armónica como melódica, así como por el uso del pedal de resonancia, que le da más profundidad al sonido. Según palabras de Liszt, refiriéndose a los nocturnos de Field, “el encanto que siempre he encontrado en estas piezas está contenido en la melodía y en una delicada armonía”, y “nadie ha alcanzado jamás esas armonías eólicas, esos suspiros flotando en el aire, suavemente lamentándose y disolviéndose en una deliciosa melancolía”; ”sus más elaboradas concepciones reflejan toda la simplicidad del instinto, deleitándose en dar una infinita variedad expresiva a la inocente y jubilosa poesía de los sentimientos que llenan el corazón”.
Por tanto, como ya hemos comentado, el título ‘nocturno’ hace referencia en estas piezas a los sentimientos, sobre todo respecto a la evocación de la noche; dice Liszt: “el título de nocturno se ajusta perfectamente a estas composiciones, llevando nuestros pensamientos a esas horas en que el alma se vuelve únicamente hacia ella misma, precipitándose hacia misteriosas regiones del cielo estrellado”.
Las piezas del género ‘nocturno’ son obras en las se empieza a recurrir a la expresión de sentimientos característica del romanticismo, superando la barreras formales impuestas a las composiciones incluidas en otros determinados géneros (sonata, rondó, etc.); en palabras de Liszt, “es esta ausencia de todo (refiriéndose a la estructura formal) que parece dar lugar a las primeras composiciones en las cuales los sentimientos y ensueños son tentados por el piano, para liberarse de las restricciones impuestas por el regular modelo oficial de la época en todas las composiciones. Field fue el primero que introdujo un género que no pertenecía a ninguna de las categorías establecidas, en el que los sentimientos y la melodía reinaban solos. Él abrió el camino para todas las composiciones que desde entonces aparecieron bajo el título de canciones sin palabras, baladas, impromptus, etc.”
Vladimir Ashkenazy, Premio Chopin |
Grabado de Chopin |
A pesar de ser John Field el primero en componer esta clase de piezas, el que más los expandió y popularizó fue Chopin, considerado el máximo exponente de este tipo de obras, y quien compuso en total 21 nocturnos, tres publicados póstumamente. Tampoco fueron concebidas como un conjunto, sino que están agrupados en diversos opus; en 1870 los 21 fueron publicados juntos por primera vez (nº 20 no llevaba el nombre de “nocturno” originalmente).
Chopin admiraba a John Field, ya que después de escucharle sus nocturnos quedó impresionado por ellos, y tuvo bastante influencia de su música, por lo que los nocturnos de Chopin tienen algunas similitudes con los de Field. Chopin sigue utilizando la técnica de una melodía cantábile, así como el acompañamiento arpegiado y el pedal. Sin embargo, lo más importante respecto a esto nocturnos son sus innovaciones. Por ejemplo, Chopin hace un uso más libre y fluido del ritmo, y también utiliza como recurso el contrapunto, lo que contribuye a dar mayor tensión y drama a la obra. Además, la complejidad melódica, y sobre todo armónica de estas piezas es mucho mayor que en las de Field, todo en caminado de nuevo a crear más tensión.
Esto es una gran característica de estas piezas. Mientras que los nocturnos de Field tenían un carácter tranquilo, y en ocasiones melancólico, los de Chopin convierten esa melancolía en tensión, creando una cierta inquietud, incomodidad, alcanzando un grado de “sufrimiento” del que carecían las obras de Field. Liszt (en el prólogo de los nocturnos de Field) nos dice: “Chopin en sus nocturnos nos ha hecho escuchar armonías que no sólo son la expresión de nuestros más inefables deseos, sino también de nuestra inquietud, sufrimiento y tristeza, que demasiado a menudo están combinados. Su vuelo es más alto, pero sus alas están más gravemente heridas, y la suavidad se convierte en una dulzura desgarradora, que deja entrever la desolación”.
Respecto a la estructura formal de estos nocturnos, es común la forma ternaria (A-B-A), pero no como una estructura fija con determinados temas, como por ejemplo en las sonatas, sino que hay una primera parte, después una sección central, que suele ser muy contrastante en temas, ritmo, tonalidad, etc, y una repetición variada de la sección inicial. El tempo de los nocturnos es lento, lo que contribuye a crear dramatismo (la única excepción es el nº 3: Allegretto). Las tonalidades son tanto mayores como menores, aunque respecto a los de Field, el número de obras en tonos menores aumenta considerablemente.
La melodía en este tipo de obras comienza siendo sencilla, pero en los nocturnos de Chopin abundan los adornos melódicos, y es muy común que comiencen con una melodía más simple que se vaya repitiendo, pero más ornamentada. También hay que notar la utilización del rubato como recurso expresivo; sin embargo, esto no debe interpretarse como una desviación total del tempo, sino todo lo contrario. En palabras de Chopin: “la mano derecha puede desviarse del compás, pero la mano acompañante ha de tocar con apego a él. Imaginemos un árbol con sus ramas agitadas por el viento: el tronco es el compás inflexible, las hojas que se mueven son las inflexiones melódicas”; se sabe que Chopin rechazaba la exageración y el amaneramiento respecto al rubato y a otros aspectos interpretativos.
Escrito por Clara Á. Luna
El siguiente estudio ha sido tomado de: GoldenMap http://es.goldenmap.com/
Nocturnos de Chopin
Vladimir Horowitz |
En total, Chopin tardó en componer todos sus nocturnos un tiempo de unos quince años. Entre ellos no suman más de dos horas de música (se queda alrededor de una hora y tres cuartos), aunque eso depende mucho de la interpretación que se les dé. Por tanto, tienen una duración media de algo más de cinco minutos.
Caludio Arrau |
El primer set de nocturnos de Chopin fue compuesto no mucho antes que el Op. 15, entre 1830 y 1831. Fue dedicado a Camile Pleyel («à Mme. Camile Pleyel»).
Nocturno Op. 9 n.º 1
Escrito en si bemol menor, este nocturno tiene una libertad rítmica que más tarde caracterizaría la obra posterior de Chopin. La mano izquierda debe tocar ininterrumpidamente durante toda la pieza secuencias de corcheas en arpegios simples. La mano derecha, por su parte, se mueve con total libertad en frases de once, veinte y veintidós notas.
La brillantez de la apertura de la pieza se va transformando hacia una sección central más oscura y dura, que regresa hacia el pasaje inicial en un puente de transición en el que la melodía fluye sobre diecisiete acordes consecutivos con acordes en re bemol mayor. La reposición del primer tema crece y finalmente el nocturno concluye tranquilamente.
Nocturno Op. 9 n.º 2 en mi bemol mayor, este conocido nocturno presenta una forma de rondó, aunque la primera parte se repite de manera más ornamentada antes del comienzo de la segunda parte. Cada vez que se repite se vuelve a emplear ornamentación. Así, de esta manera, el nocturno tiene una forma A-A'-B-A'-B-A'-C.
El tempo indicado es un tranquilo andante, algo totalmente inusual al tratarse de un rondó. El resultado es una melodía suave que da la sensación de fluir lentamente, sin dejar de lado una especie de angustia subyacente, característica de toda la obra de Chopin. La sección final, concretamente desde el penúltimo pentagrama, se debe tocar con un extraño senza tempo, es decir, ‘sin tempo’.
Nocturno Op. 9 n.º 3
El tercer y último nocturno del Op. 9 está escrito en si mayor y presenta una estructura ternaria A-B-A. La primera parte, con tempo allegretto, contrasta con la segunda, que es agitato. La sección central tiene tintes dramáticos y una melodía y una contramelodía en la mano derecha y tresillos en la mano izquierda. Esta parte B exige un alto grado de virtuosismo.
La pieza está llena de ornamentos coloristas y termina con un amplio acorde en la mano izquierda, acompañado tresillos en la derecha que deben tocarse senza tempo, es decir, ‘sin tempo’. Los tresillos, en una octava aguda, llevan a un adagio legatissimo smorzando.
Nocturnos Op. 15
Fryderyk Chopin compuso el Op. 15 prácticamente al mismo tiempo que sus Estudios Op. 10 y muy poco después de los Nocturnos Op. 9, entre 1830 y 1833. Fue dedicado a su compañero, amigo y compositor Ferdinand Hiller. A pesar del poco tiempo que lo distancia del Op. 9, muestran una avance estilístico respecto a él. El énfasis en lograr la maestría completa en el estilo de salón, tan importante en las primeras etapas de Chopin, se deja de lado en favor de un estilo más personal.
Nocturno Op. 15 n.º 1
Escrito en fa mayor, presenta una forma ternaria simple A-B-A, como la mayoría de los Nocturnos de Chopin. La primera parte, A, sí está en la tonalidad de la pieza, pero no sucede lo mismo con la parte B, que se encuentra en su homónimo menor, fa menor. La parte A del Nocturno Op. 15, n.º 1 tiene un tempo Andante cantabile y la sección central es más rápida, pues indica Con fuoco. Es de una dificultad media y no incluye una gran ornamentación.
Nocturno Op. 15 n.º 2
Inicio del Nocturno Op. 15, n.º 3 en sol menor.
Nocturno Op. 15 n.º 3
El tercer nocturno de este Op. 15, escrito en sol menor, es uno de los más famosos de Chopin. Con el tiempo se ha convertido en una de las piezas más elegidas tanto por estudiantes como por profesionales debido a su facilidad. Algunos de los intérpretes más aclamados por esta pieza son Ivan Moravec y Krystian Zimerman.
El Nocturno Op. 15, n.º 3, escrito en un tiempo de compás de tres por cuatro (3/4), comienza con lento tempo y con una indicación de languido e rubato. La mano derecha se compone de frases de corcheas y negras seguidas por ascensos y descensos cromáticos. La mano izquierda, por su parte, se mantiene tocando negras que sirven de acompañamiento a la derecha. Hay marcas de pedal cada seis notas, es decir, cada dos compases. En la parte del final de la pieza, religioso, se utilizan acordes legato para la mano derecha.
En este nocturno son muy notables los contrastes en la dinámica, pasando de fortissimo a pianissimo.
La pieza se aleja de la frecuente forma ternaria de los nocturnos de Chopin. La parte final no sólo no está relacionada en cuanto a la temática con la sección inicial, sino que además se encuentra en una tonalidad distinta, fa mayor. Es cierto que en los últimos cuatro compases Chopin vuelve a sol menor, pero el acorde final es mayor, algo también común en los nocturnos de Chopin.
Aparentemente, este nocturno fue inspirado por una interpretación de Hamlet de Shakespeare a la que asistió Chopin. En el manuscrito original del nocturno, Chopin escribió «Tras una interpretación de Hamlet», para después tacharlo y sustituirlo por un «Que lo descubran ellos mismos». Se puede apreciar fácilmente el aire trágico de la obra del escritor inglés atrapada musicalmente en este nocturno. Chopin abandona en este caso el virtuosismo y prefiere explorar la desesperanza psicológica.
Nocturnos Op. 27
Los dos nocturnos que conforman el Op. 27 están dedicados a la Condesa de Appony («à la Comtesse d'Apponý»). Chopin compuso ambos durante el año 1836, pero su publicación no se produjo hasta 1837.
Arthur Rubistein |
Escrito en la tonalidad de do sostenido menor, está estructurado, como la mayoría de nocturnos, en una forma ternaria A-B-A. La primera parte se toca con tempo allegretto y la sección central, en cambio, indica que debe tocarse piu mosso. Cuenta mucho la interpretación y el sentimiento que se le den a la pieza.
Nocturno Op. 27 n.º 2
El segundo nocturno del Op. 27 está compuesto en la tonalidad de re bemol mayor. Es de una gran sofisticación y a menudo se le conoce también por el título de Nocturno Condesa. En contraste con su compañero de opus, el n.º 2 presenta una estructura binaria. Es igualmente uno de los nocturnos más conocidos del compositor.
Nocturnos Op. 32
Los nocturnos del Op. 32 están dedicados a la Baronesa de Billing. Su composición tuvo lugar un año más tarde que sus nocturnos predecesores, los del Op. 27, o sea, en 1837.
Nocturno Op. 32 n.º 1
El primer nocturno del Op. 32 está hecho en forma de rondó y está en la tonalidad de si mayor. Aunque no es de gran dificultad técnica, su estructura sí es muy avanzada. En el coda, que se desmarca mucho en cuanto a los temas y a la forma respecto al resto de la pieza, aparece una tercera de Picardía (llamada así por la región de Francia donde este final de obras era utilizado popularmente). Su tempo es andante sostenuto. La mano izquierda lleva con bastante rigor el tiempo de cuatro cuartos con ocho corcheas en cada compás en la mayor parte de la pieza, mientras que la mano derecha se mueve más libremente, algo que guarda relación con el característico rubato de Chopin.
Nocturno Op. 32 n.º 2
En la bemol mayor, este nocturno tiene forma ternaria en la que la parte central modula de tonalidad, pues está en fa menor. Además, este nocturno se encuentra entre las obras de Chopin orquestadas en el ballet Las sílfides.
Nocturnos Op. 37
Los dos nocturnos del Opus 37 se compusieron en un intervalo de unos dos años. El primero de ellos entre 1837 y 1838 y el segundo, en 1839.
Nocturno Op. 37 n.º 1
En sol menor.
Nocturno Op. 37 n.º 2
En sol mayor.
Nocturnos Op. 48
Los nocturnos del Op. 48 están dedicados a la señorita Duperre («à Mlle. Duperre»). Ambos fueron compuestos en el año 1841.
Nocturno Op. 48 n.º 1
En do menor.
Nocturno Op. 48 n.º 2
En fa sostenido menor.
Nocturnos Op. 55
Los dos nocturnos del Op. 55 están dedicados a la señorita Jane Stirling («à Mlle. Jane Stirling»). Fueron escritos en 1843, igual que, por ejemplo, sus tres Mazurkas Op. 56.
Nocturno Op. 55 n.º 1
En fa menor.
Nocturno Op. 55 n.º 2
En mi bemol mayor.
Nocturnos Op. 62
Los nocturnos del Op. 62 están dedicados a la señorita De Könneritz («à Mlle. de Könneritz»). Este opus 62 de Chopin es ya bastante cercano a su muerte, pues los dos nocturnos que lo componen fueron compuestos en 1846.
Nocturno Op. 62 n.º 1
En si mayor.
Nocturno Op. 62 n.º 2
En mi mayor.
Nocturno Op. 72
En mi menor, compuesto en 1827.
Otros nocturnos
Nocturno en do sostenido menor
Este nocturno en do sostenido menor fue compuesto en 1830 y es uno de los más conocidos de Chopin. Es uno de los temas centrales de la película El pianista, de Roman Polanski. Fue publicado póstumamente y sin número de opus. Está listado también como Brown-Index 49.
Tiene forma ternaria, como muchos otros nocturnos, aunque la reposición de la parte inicial se desarrolla con bastantes variaciones, por lo que puede decirse que tiene una estructura A-B-A'. Además, al comienzo, antes de que se inicie el tema principal, encontramos una introducción de un par de compases piano que se repiten en pianissimo. También al final, tras la presunta parte A', hay un coda que supone una de las mayores dificultades de la pieza, ya que el intérprete debe hacer frente a escalas ascendentes y descendentes muy rápidas en la mano derecha, de las cuales la más larga es de treinta y cinco notas. Tras las escalas se alcanza un punto de enorme tranquilidad que culmina con un lento arpegio coordinado en ambas manos, la derecha subiendo y la izquierda descendiendo, con el que también se termina el nocturno.
La mano izquierda lleva prácticamente el mismo ritmo durante todo el nocturno, ocho corcheas en cada compás, que son de cuatro por cuatro (4/4), a excepción del final de la parte B de la pieza, en la que hay un compás de dos por cuatro que da paso a doce compases en tres por cuatro antes de llegar al amplio arpegio que nos lleva de vuelta al tema principal. En ese periodo en tres cuartos el ritmo y el motivo musical son completamente distintos.
El Nocturno en do sostenido menor es también bastante conocido por el tempo indicado al principio: lento con gran espressione. El carácter del nocturno es de gran emotividad. Es preciso un buen uso del pedal, así como también es importante una buena técnica de rubato.
Vladimir Horowitz |
Este nocturno en do menor, que fue publicado de forma póstuma y también sin número de opus, fue escrito en realidad en el año 1837. Su duración es de unos tres minutos y medio, su tempo es andante sostenuto y la mayor parte de él está se toca piano, aunque crece un poco tras la sección central (luego vuelve a piano). Está listado también como Brown-Index 108.
La mano derecha lleva la voz principal, por lo que desarrolla el tema de la pieza, que se repite de varias maneras distintas a lo largo del nocturno. Tiene parecidos con el anterior Nocturno en do sostenido menor, como por ejemplo las escalas ascendentes o descendentes más rápidas tras un tiempo de mayor tranquilidad, aunque es ligeramente más complicado porque la cantidad de notas es mayor en general. La mano izquierda también es bastante similar en la forma al Nocturno en do sostenido menor de 1830, aunque es algo más difícil. Toca ocho corcheas cada compás, pero de ellas, la tercera y la séptima no son notas simples, sino que son acordes de dos o tres notas, lo que obliga a mover más la mano.
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