domingo, 21 de febrero de 2010

Hijo de la luz y de la sombra


Centenario de Miguel Hernández (II)

Joan Manuel Serrat nos ha entregado esta carta personal para que se la hagamos llegar a todos ustedes a través de su página WEB:

Queridos desconocidos en general y sin embargo amigos la mayoría: El 23 de Febrero aparece mi último trabajo discográfico: “Hijo de la luz y de la sombra”. Un puñado de canciones sobre poemas de Miguel Hernández. Una prolongación del disco que apareció en 1972 y también un complemento. Trece nuevas canciones componen esta entrega. Un amplio recorrido por la obra de Miguel Hernández que incluye desde poemas de juventud como “La palmera levantina” hasta versos de “Hijo de la luz y de la sombra”, el más hondo y ambicioso de sus poemas, probablemente su obra maestra cuya lectura recomiendo de manera especial. ¿Por qué vuelvo a escarbar de nuevo en la obra de Miguel Hernández? Fundamentalmente por dos razones. Una, porque este año se cumple el Centenario del nacimiento del poeta y, como viejo amigo que soy, me sentía en la obligación de celebrarlo desde los escenarios. La gente me lo iba a pedir. La gente ama al poeta y, como yo, no dejaría pasar la onomástica sin recordarla.En principio, la idea buscaba apenas refrescar el viejo repertorio con un par de nuevas canciones así que, sin grandes expectativas, volví a bucear en su poesía pero a medida que los viejos versos me devolvían nuevas emociones y las ideas se iban materializando en canciones fue creciendo mi entusiasmo hasta que finalmente, a la vista de la bondad del material resultante, aposté decididamente por este trabajo que ahora presento. Una nueva entrega de sus versos listos para cantar. La otra razón que me ha empujado a volver sobre la obra de Miguel Hernández, la más importante y la que me convenció del interés y validez del proyecto es la intemporalidad de su poesía, la vigencia de sus versos más allá del lugar y el tiempo en que vieron la luz, más allá del contexto en que nacieron, versos que siguen sonando tan sólidos y frescos como si hubieran sido escritos ayer y aquí. Ha sido fundamental haber contado con magníficos colaboradores para llevar el proyecto a buen puerto. A todos ellos mi gratitud, desde la capitanía de Joan Albert Amargós en la preparación de las canciones, los arreglos y la dirección musical hasta la paciencia y el trabajo de Raúl Cuevas en la grabación y de José Luis Crespo en las mezclas. Ellos son una muestra de la larga lista de amigos y colaboradores que han hecho posible este “Hijo de la luz y de la sombra”. Me gustaría que este trabajo ayudase a acercar al público la poesía de Miguel Hernández, a mi entender uno de nuestros poetas contemporáneos fundamentales, y que la gente, más allá de las canciones, encuentre en los libros el alma del poeta. La fecha de aparición de este trabajo es producto del azar aunque confieso que no me parece mal la coincidencia. Al fin y al cabo, visto desde la distancia, el 23 de Febrero de 1981 fue el día en que el franquismo perdió su última batalla y nada mejor que celebrarlo con vosotros descorchando este manojo de canciones que, con versos del poeta de Orihuela, he preparado en la esperanza de que os conmuevan como a mí.

Joan Manuel Serrat


Deconstruir a Miguel Hernández (Entrevista)
JESÚS RUIZ MANTILLA, EL PAÍS, 20/02/2010

Joan Manuel Serrat analiza canción a canción Hijo de la luz y de la sombra, su nuevo disco dedicado al poeta -el primero lo grabó en los setenta-. El álbum, que coincide con la celebración del centenario del escritor, sale a la venta el día 23.


La mitad, de aperitivo, y la otra parte para después de comer. No hay mejor manera de digerir las nuevas canciones que Joan Manuel Serrat le ha compuesto a Miguel Hernández que a sorbitos, junto a una botella de su vino, Mas Perinet, y mientras hacemos juntos la digestión de una gloriosa pasta con trufa: la que ha preparado el gourmet más curtido y celebrado por esos mundos de la música popular española.


No hay duda de que Serrat sabe exprimir la vida. Y contar su trabajo a fondo, con la pasión del artesano y el gusanillo del eterno principiante, a los 64 tacos. Hernández va y vuelve a su casa con la confianza de un familiar. Ahora se cumple su centenario y Serrat le ha compuesto 13 canciones para ponerlas en la boca y la piel de una nueva generación.Justo como cuando a principios de los años setenta le recuperó de su voz para no quitárselo ya nunca de la conciencia a los niños hoy cuarentones y a los jóvenes ahora sesentones que tenían noticia por este cantante de la lucha, el drama y la esperanza que libró el poeta de Orihuela.


Aquel pastor de cabras, autodidacto, preso republicano, víctima del franquismo, que lanzó sus versos renegando de un destino mísero contra el que luchó con la fuerza del superdotado.Aquellas primeras canciones que él le presentó a su viuda, Josefina Manresa, un buen día en que tuvo que regalarle un tocadiscos para poder escucharlas juntos han quedado en la memoria.


El repertorio hernandiano aumenta ahora con estas piezas nuevas, que publicará en disco el próximo día 23 (Hijo de la luz y de la sombra) y sacará de gira a partir del 27 de marzo. Sólo dedicará las actuaciones al poeta. "Que nadie me pida Mediterráneo porque no la voy a cantar", avisa. Lleva los nervios entre las cuerdas de la guitarra aunque lo niegue. Ha hecho las maletas con poca ropa y un buen recambio de versos. Sale de viaje, otra vez, con Miguel Hernández. Pero antes cuenta el porqué de cada canción.

1. Uno de aquellos. Es el poema que dedicó a los brigadistas. "Las patrias te llaman con todas sus banderas", dice la letra. "Un alma sin fronteras". Para Joan Manuel Serrat refleja el espíritu de que no hay batalla contra la injusticia, contra el abuso, que nos sea ajena. "Es la canción del poeta sin patrias, del luchador idealista, que es completamente extrapolable a muchas situaciones de hoy", asegura.
2. Del ay al ay por el ay. "Aquí se adivina un fatalismo, una sombra visionaria que acojona", dice el músico. Lo comenta al marcar unos versos: "Sucias rachas tumban todos los cometas que levanto". El poema data de 1934, pero es como si indicara lo que le va a ocurrir a lo largo de los años que le quedan de vida antes de morir dejado de la mano de Dios en la cárcel de Alicante. La canción tiene un tratamiento de quejío profundo: "En ningún momento he tratado de pelearme con construcciones musicales. He intentado que el poema me devolviera melodías frescas, naturales".
3. Canción del esposo soldado. Aquí suena de repente un bolero antiguo. "Es algo progresivo", explica Serrat. Una caja que marca los pasos de una marcha con aire raveliano o de saeta y se escucha: "Es preciso matar para seguir viviendo. Un día iré a la sombra de tu pelo lejano".
4. La palmera levantina. Del escalofrío precedente, entra con suavidad una especie de brisa cálida. Se trata de una canción llena de sensualidad mediterránea. "Ésta es la época juvenil, cuando leía a Góngora antes de hacer Perito en lunas", comenta Serrat. "En ese aspecto, Hernández es un poeta transparente. Puedes saber a quién está leyendo en cada momento de su creación".
5. El mundo de los demás. Seguimos inmersos en la humedad de la música. Para esta canción, este autor de mares y cielos abiertos ha elegido un tono, dice él, "acuático, algo que nos mece". Es un viaje interior. "Ciegos de ver, hemos visto, miramos hacia adentro, vemos lo más íntimo". Pertenece al Cancionero de romances y ausencias. "Posee la lucidez de quien sabe que el mundo no es lo que parece".
6. Dale que dale. "Ésta es la época en la que escribía como san Juan de la Cruz", comenta el autor. "Dale Dios a mi alma hasta perfeccionarla", canta Joan Manuel. Andaba impregnado de un catolicismo muy social, a imagen y semejanza de los místicos. Pero el músico, en el ritmo machacón y obsesivo de los versos, entrevé otras cosas: "Un claro onanismo", asegura. Por atrás suena ligera, discreta, la voz de Miguel Poveda.
7. Cerca del agua. Esta canción es un viaje. Difícil. Imaginario. El que separa la celda del agua. "Es impresionante porque de la oscuridad se traslada a la luz, es una reafirmación de su libertad, quiere escapar al mar", comenta Serrat. "Es todo un ejercicio de resistencia e imaginación".
8. El hambre. Los versos de este poema son intensos. "Es el primero de los conocimientos. La ferocidad de nuestros sentimientos", reza el texto. "No plantea el hambre como una consecuencia, sino como una presencia que configura su identidad", asegura Serrat. La del niño y adolescente que ha vivido la experiencia. El hombre a quien ha construido el hambre.
9. Tus cartas son un vino. Poema de juventud, la época en la que escribía a su mujer, Josefina, con el aliento del amante lejano. "Cuando me falte sangre con zumo de clavel", dicen los versos, por ejemplo. Es una pieza evocadora, melancólica, apasionada.
10. Si me matan, bueno. Es una adaptación de la obra teatral Pastor de la muerte. "La música lleva un perfume cubano por ser homenaje a Pablo de la Torriente, brigadista de la isla, muy amigo de Hernández", asegura Serrat. Un tema combativo que realza el coraje de quienes entregan sus vidas por lo que en apariencia no les incumbe.
11. Las abarcas desiertas. La identidad de la miseria también marca esta pieza. "Me vistió la pobreza / me lamió el cuerpo el río. / De pies a cabeza, / pasto fui del rocío". Se refiere a su infancia pero evocada desde la última juventud. "Las abarcas desiertas eran aquellas en las que los reyes magos nunca dejaban nada. Hay un resentimiento, una protesta social profunda en estos versos", cree Joan Manuel Serrat.
12. Sólo quien ama vuela. Un nuevo viaje fuera de los muros de la cárcel. La ansiedad que le produce lo que quiere y lo que puede hacer. Sólo volando con la imaginación de su escritura se encuentra libre. "Sólo así puede salir, sentirse de otra manera", comenta el músico.
13. Hijo de la luz y de la sombra.Aquí ha sido necesario hacer un trabajo fino. Se trata de un poema tríptico del que Serrat ha querido captar la esencia. "Había que montar una canción que transmitiera el aroma", comenta. El del amor radical, desesperado, que cierra como un círculo lo que abrió con el disco de 1972. Una evocación al seno donde nace todo: "Eres la noche esposa / y yo soy el mediodía... Caudalosa mujer / en tu vientre me entierro".

-Hijo de la luz y de la sombra. Joan Manuel Serrat. Sony / BMG. Sale a la venta el próximo martes día 23. La gira comenzará el 27 de marzo en Elche (Alicante). www.jmserrat.com

Nota: A efecto de atender la especial recomendación de Serrat para leer este hermoso, profundo y telúrico poema, que desde luego hago mía, se transcribe en seguida para que lo disfrute el lector. F. Z.


HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA


I (HIJO DE LA SOMBRA)


Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.


Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada de sol a donde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.


Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.


El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.


La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.


Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.


La sombra pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.


Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.


El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.


El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.


Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.


II (HIJO DE LA LUZ)


Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra tu cuerpo.
Tus entrañas forjan el sol naciente.


Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que el fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.


La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.


La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre donde encontró su nido.


El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.


Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.


¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.


Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.


Hablo y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa. Yo soy el mediodía.


III (HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA)


Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.


Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.


Es como si tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.


Caudalosa mujer, en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían qué grabada llevo allí tu figura.


Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.


Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.


Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva:
donde sienten su alma las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.


Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.


No te quiero a ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.


Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Este artìculo me hizo recordar un librito guardado por ahì con una antologìa de Miguel Hernàndez. Les recomiendo el sitio mhernandez.narod.ru/poesia.htm., entre otras cosas, ahì encontraràn correspondencia de Miguel Hernàndez; aunque tal vez ya conozcan el sitio. De su obra, en "Nanas de la cebolla" (dedicadas a su hijo luego de recibir una carta de su esposa en la que le contaba que ella sòlo comìa pan y cebolla) me ha parecido que muestra su sencillez, amor, dolor y gran corazòn. "Canciòn del esposo soldado" y "Sentado sobre muertos" me parecen sobrecogedores.
"Que no se pierda esta voz, este acento, este aliento joven de España", Juan Ramòn Jimènez.

Gracias Sr. Zertuche por lo que ha escrito.
Saludos,
Rosa Martha