sábado, 6 de marzo de 2010

Música Virreinal de la Nueva España


Manuel de Sumaya

En virtud del escaso conocimiento, poca difusión, descuido y desinterés que adolecen no solo la enorme y rica variedad de manifestaciones artísticas y culturales que se gestaron durante el largo período de la Nueva España (1523-1821), sino la vida misma de la Colonia en general, no obstante que durante esos trescientos años se formó, integró, perfiló y consolidó la nación mexicana en todos sus aspectos, por ello quiero dedicar esta entrega al músico novohispano más ilustre, don Manuel de Sumaya, y de paso rendir un pequeño tributo al maestro Aurelio Tello, compositor y musicólogo peruano radicado en México desde 1982, donde se ha dedicado a investigar, rescatar, promover y difundir la música virreinal y colonial iberoamericana, además de dirigir la Capilla Virreinal de la Nueva España y producir el excelente programa de radio Ecos de un pasado sonoro: la música colonial americana que transmitiera la estación Opus 94. Como no soy músico ni musicólogo, me permito transcribir el siguiente artículo del maestro Jesús Herrera a fin de familiarizarnos con nuestro insigne coterráneo Manuel de Sumaya. F. Z. (Imagen: Catedral de Oaxaca).


El llanto de Pedro, de Manuel de Sumaya

Por: Jesús Herrera


La vida musical en la ciudad de México durante el periodo barroco tuvo un gran esplendor, comparable al de las principales ciudades europeas. Aunque muchos compositores novohispanos de este periodo cayeron en el olvido, Manuel de Sumaya ha sido considerado como el más grande compositor americano del siglo XVIII.


Desde las primeras décadas del siglo XIX, el nombre de este insigne músico, originario de la Nueva España, se ha mencionado en diversos estudios porque fue maestro de capilla de la Catedral de la ciudad de México, porque escribió la primera ópera mexicana de que se tenga noticia y por la alta calidad de sus obras, mismas que se han conservado principalmente en las catedrales de México, Oaxaca y Guatemala, así como en las de Puebla, Morelia y Durango.


Lo paradójico del asunto es que al iniciar la última década del siglo XX era imposible escuchar la mayor parte de su música, pues sólo unas cuantas piezas se habían transcrito a notación musical moderna. Afortunadamente para nosotros, el trabajo de los musicólogos ha rendido frutos y ahora contamos con partituras que hacen posible disfrutar de audiciones de la música de un gran compositor del barroco novohispano. Por ejemplo, tenemos el villancico Sol-fa de Pedro, creado por Sumaya durante la competencia para obtener el puesto de maestro de capilla de la Catedral de la ciudad de México. Un poco más adelante en este artículo, podrás escuchar algunos fragmentos de esta maravillosa obra.

Manuel de Sumaya en la ciudad de México 



Manuel de Sumaya nació en la Nueva España alrededor de 1680, unos cuantos años antes que Johann Sebastian Bach. Aproximadamente a los 10 años de edad, entró en el grupo de niños del coro de la Catedral de la ciudad de México. Allí tuvo un excelente desempeño y sabemos que en 1694 las autoridades de la Catedral aceptaron su petición de aprender el oficio de organista y le dieron una ayuda monetaria. Sumaya estudió órgano con Joseph de Ydiáquez, el organista principal, y composición con Antonio de Salazar, el maestro de capilla. El maestro de capilla era la máxima autoridad del conjunto de música de la Catedral (llamado “capilla musical”): se encargaba de componer la música, de enseñar a los niños y al resto de los músicos, de dirigir el conjunto tanto en los ensayos como en las presentaciones y, en fin, era responsable de todo lo concerniente a la música que requiriera la Catedral.


En 1708, Sumaya compuso el drama musical El Rodrigo, que desafortunadamente se ha perdido. Un par de años después, Salazar solicitó permiso para abandonar algunas de sus labores como maestro de capilla, debido a que se encontraba mal de salud por su avanzada edad. La lógica dictaba que el tercer músico en rango de la capilla musical, Francisco de Atienza y Pineda, fuera seleccionado como ayudante de Salazar; sin embargo, Manuel de Sumaya obtuvo el nombramiento a pesar de la inconformidad presentada por Atienza y Pineda.


El maestro de capilla Salazar siguió enseñando al joven Sumaya. Juntos
hicieron una serie de himnos en latín; en ella el maestro compuso la primera parte de cada himno y el alumno la segunda. En 1711 se interpretó La Parténope de Sumaya; esta obra —representada en honor del nuevo virrey don Fernando de Alencastre, duque de Linares— se considera como la primera ópera mexicana. Aunque se conserva una edición bilingüe italiano-español del libreto, la música está perdida. Tras el reconocimiento de su trabajo, Manuel de Sumaya fue designado como el organista principal de la Catedral en 1714.


La competencia contra Atienza y Pineda
En 1715, la vista de Salazar se había deteriorado a tal punto que el maestro de capilla tuvo que dejar su puesto. Las autoridades de la Catedral hicieron lo que entonces se acostumbraba: anunciaron la convocatoria para una competencia, cuyo vencedor sería el nuevo maestro de capilla de la Catedral de la ciudad de México. Como es fácil de suponer, los dos oponentes principales fueron Manuel de Sumaya y Francisco de Atienza y Pineda.


Este tipo de competencias para ocupar un alto puesto musical eran frecuentes
en la Nueva España. Cuando un puesto quedaba vacante, se abría la convocatoria y se recibían solicitudes. Después comenzaba una serie de duros exámenes públicos, en los que se probaban las habilidades y el conocimiento de los participantes en distintas áreas de la música. En una de las pruebas más difíciles de la competencia, los aspirantes al puesto recibían un texto al que tenían que ponerle música compuesta especialmente para la ocasión, en un tiempo límite de 24 horas. Para obtener la victoria se necesitaba la anuencia de las autoridades de la Catedral, la recomendación escrita de los músicos que estarían bajo el mando del nuevo maestro de capilla y la aprobación del público invitado a la audición de las composiciones de los distintos aspirantes, quienes dirigían la ejecución de sus propias obras.


La competencia comenzó oficialmente el 27 de mayo de 1715. Unos días después, cada uno de los participantes recibió un texto en español para ponerle música. Sumaya compuso entonces el villancico para 4 voces y bajo continuo llamado Sol-fa de Pedro, obra de la que podrás escuchar fragmentos en la siguiente sección de este artículo.


La obra se interpretó en público el 3 de junio, junto con la de Francisco de Atienza y Pineda. El 17 de junio de 1715, el jurado comunicó su veredicto: Manuel de Sumaya era el nuevo maestro de capilla. Sumaya llevó a un gran esplendor la capilla musical de la Catedral de México. En 1738, a pesar de la inconformidad de las autoridades de la Catedral, Sumaya dejó la ciudad de México y viajó a Oaxaca, donde permaneció hasta su muerte en 1755, tras legarnos una gran cantidad de música de primer nivel.


Sol-fa de Pedro
Sol-fa de Pedro es un “villancico de precisión”, obra en la que el compositor utiliza su ingenio para expresar en música lo que las palabras dicen en los siguientes dos sentidos: 1) cuando hay sílabas del texto que sean iguales al nombre de alguna nota musical, en la música deben escucharse las notas correspondientes a las sílabas del texto; y 2) además, lo que dice el texto debe reflejarse en la música.


Esta obra está escrita para 4 voces: Soprano 1, Soprano 2, Alto y Tenor; esta última es la voz principal. La pieza de Sumaya comienza de la siguiente manera:Sol-fa de Pedro es el llanto,


“Sol-fa” se refiere a un “solfeo”, que es un ejercicio vocal sin texto, en el que muchas veces se canta el nombre de cada nota que está en la escritura musical. Cuando el Tenor (que es la segunda voz en entrar) canta “Sol-fa”, las notas que da son exactamente Sol y Fa. Después ocurre lo mismo en el Alto y en la Soprano 2.


Un poco más adelante, encontramos la siguiente frase:los gorjeos de sus voces,


Como podemos apreciar, en la palabra “gorjeos”, lo que hacen las cuatro voces parecen gorjeos, como si fueran cantos de aves. Aquí, como en el inicio, podemos notar la polifonía imitativa, es decir, que las diferentes voces se imitan unas a otras.
Un par de líneas después tenemos el texto:
del cromático explicar,


La escala cromática es una sucesión de los 12 sonidos que se usan en la
música occidental; es diferente a la escala diatónica, que tiene siete notas diferentes. La escala mayor y la escala menor son escalas diatónicas. Como podemos escuchar, la palabra “cromático” en la pieza de Sumaya está llena de pasajes cromáticos.


Si avanzamos más en la pieza, llegamos al texto que dice:


del sol la vez que lloré,
Sumaya escribió para la voz del tenor las notas Sol y La para las palabras “sol la”, de manera similar a como lo hizo al principio con “Sol-fa”.


Ya en otra sección de la pieza, encontramos el texto:me subió cuando caí


Podemos notar que cuando dice “me subió” hay una escala ascendente y donde dice “cuando caí” hay una escala descendente. Esto ocurre en todas las voces.


Sol-fa de Pedro tiene otras partes en las que el texto y la música se relacionan como en los ejemplos anteriores. Estos procedimientos se utilizaron mucho tanto en el renacimiento como en el barroco. La habilidad de un compositor para jugar con estos elementos y al mismo tiempo hacer música excelente es francamente notable. Otro compositor que utilizó estas relaciones entre texto y música con gran maestría fue Johann Sebastian Bach, estricto contemporáneo de Sumaya.


¿Por qué llora Pedro?
Según la Biblia, Pedro lloró al hacer conciencia de que había negado a Jesús tres veces: sin embargo, Pedro se arrepintió y fue perdonado por Jesús. Para la Iglesia Católica, este arrepentimiento tuvo gran mérito y el Papa es, precisamente, el sucesor de Pedro. Así, el llanto de Pedro no es causa de dolor, sino motivo de gozo y alegría. Esto se refleja en la pieza de Sumaya que hemos comentado. A continuación puedes leer el texto completo:

Estribillo


Sol-fa de Pedro es el llanto,
oiga el mundo si es así.
Pues saben unir
los gorjeos de sus voces,
lo duro de su sentir,
del cromático explicar,
del blando y el duro herir;
que en el llanto dice Pedro:
he hallado lo que perdí
del sol la vez que lloré,
porque me alumbró él a mí.

Copla 1

Vengan, vengan a oír,
verán el entonar en el gemir,
vengan a oír.


Vengan a oír del contrapunto
lo dulce y sutil al sol
a vez que lloré
porque me alumbró él a mí.

Copla 2

Desde el ut la pena mía
me subió cuando caí
a la mi perdida gloria
y a mí la gloria sin fin.



Para acercarte a Manuel de Sumaya


Te recomendamos el siguiente disco, que incluye Sol-fa de Pedro y otras dos piezas de Sumaya:
Chanticleer, Mexican Baroque. Music from New Spain, Hamburgo, Teldec, 1994 (Das Alte Werk).
La partitura de Sol-fa de Pedro en notación moderna, que incluye un buen prefacio sobre Sumaya, está en:
Manuel de Sumaya, Sol-fa de Pedro, Craig Russell (ed.), Los Osos (California), Russell Editions, 1993.

Los siguientes textos contienen excelente información sobre Sumaya y su música:


Robert Stevenson, Christmas Music from Baroque Mexico, Berkeley, University of California, 1974, pp. 62-63, 65.


Robert Stevenson, “La Música en el México de los siglos XVI a XVIII”, La música de México I. Historia. 2. Periodo Virreinal (1530-1810), Julio Estrada (editor), México, UNAM, 1986, pp. 55, 66-67.

Aurelio Tello, “Introducción”, Cantadas y Villancicos de Manuel de Sumaya , Aurelio Tello (revisión, estudio y transcripción), México, CENIDIM, 1994 (Tesoro de la música polifónica en México VII), pp. 11-12.

Aurelio Tello, “Introducción”, Misas de Manuel de Sumaya , Aurelio Tello (revisión, estudio y transcripción), México, CENIDIM, 1996 (Tesoro de la música polifónica en México VIII), pp. ix-x.

Craig Russell, “Manuel de Sumaya: Reexamining the a Capella Choral Music of a Mexican Master”, Encomium Musicae: Essays in Honor of Robert Snow, David Crawford y Grayson Wagstaff (editores), Hillsdale (Nueva York), Pendragon, 2002 (Festschrift Series No. 17), pp. 91-106.

Artículo tomado de: sepiensa.org.mx








1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias por tomarte el tiempo de darnos esta valiosa información.